viernes, 1 de febrero de 2013

Éxitos y cuitas desde el espacio


Este martes 5 de febrero constataremos que entre cielo y tierra no hay nada oculto. Daniel Fantin nos hará volar junto a la historia de una nave que ocultó muy poco entre cielo y tierra: el transbordador espacial. Este aparato, cuyas paredes podrían contar parte de la historia científica, ya está de retiro. Entre las páginas de su diario se leen éxitos y fracasos y Fantin, nuestro cómplice, se encargará de narrar su desempeño. Fantin es astrónomo de la Universidad de Bologna, Italia, con un doctorado en Inglaterra, en el que abordó la distribución de la materia obscura en el Sistema Solar.  Desde junio del año pasado se encuentra de visita postdoctoral en el Centro de Investigaciones de Astronomía (CIDA); su vida corre entre estrellas y galaxias y se permite aterrizar cada mes en La Charlorra, a la que se ha hecho asiduo. 

La Charlorra
Cuenta Fantin que el Transbordador Espacial de la NASA fue la primera nave espacial reutilizable del mundo. Concebido durante los años del programa lunar Apollo, estaba destinado a dar soporte a las estaciones espaciales, a reducir los costos de los viajes espaciales y a simplificar el acceso a territorios inicialmente lejanos, como la Luna. En sus treinta años de historia,  el Transbordador Espacial llevó a muchos astronautas en docenas de misiones exitosas, contribuyendo a algunos de los mejores logros científicos de las últimas décadas. Pero los éxitos fueron ensombrecidos por las tragedias. En 1986, el Challenger explotó durante el lanzamiento. En 2003, el Columbia se desintegró durante la reentrada a la atmósfera. Ahora que el programa ha terminado ¿cómo será recordado el Transbordador Espacial? ¿como una gran aventura en la exploración humana? ¿O como un elefante blanco defectuoso? Esta Charlorra brindará la historia de este artificio ya  retirado, cuyas memorias nos acercan a una parte del camino científico.