martes, 5 de octubre de 2010

Este martes nos miramos el ombligo


Este martes, Ysabel y Ascanio, los culpables de todo lo malo de La Charlorra expondrán la barra y las múltiples razones para concurrirla, entre ellos, aunque Ud. no lo crea, filosofar y debatir la ciencia. El despecho y la celebración son extremos emocionales que invitan a compartir códigos alrededor de una barra, pero históricamente, ambientes como éstos también sirvieron de telón de fondo para la discusión filosófica o científica que actualmente sustenta el pensamiento formal en centros de investigación y universidades.

¿Desde cuándo sucede esto? ¿Bajo qué términos se plantearon las discusiones científicas en los bares y cafés? Hoy en día ¿es una iniciativa de divulgación que aplica en todos los contextos? En Mérida, La Charlorra será objeto de su propia discusión, a los dos años de existencia, en la que mucha chistorra se ha mezclado con conversas interesantes, salpicaditas de uno que otro trago.


La Charlorra

A dos años de la primera Charlorra, mucha gimnasia ha sido confundida con la magnesia: 17 charlorros se han atrevido a ser cómplices y han querido sentarse en el pedestal de una barra para hablar sobre un tema particular, aderezándolo con profesionalismo y audacia y, sobre todo, mucho cariño. Este martes, La Charlorra se mirará al ombligo y mostrará -un poco en serio, un poco en broma- los entretelones de una comunidad que se formó alrededor de una barra para hacer del tema académico un motivo de encuentro cotidiano, salpicado de licor y nocturnidad. Que Dios y la Ciencia nos agarren confesados.



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